Como comentaba en mi entrada anterior, a raíz del genial documental #Oligopoly2, una de las opciones que tenemos la ciudadanía para provocar un cambio de modelo energético, es cambiarnos de compañía eléctrica, a una independiente, y a ser posible, a una cooperativa energética.

Muchas veces no somos conscientes del poder que tenemos como consumidores. Somos el grupo económico más grande del mundo, y al mismo tiempo, al que menos atención se presta. Pero si nos hacemos conscientes de nuestro poder, tenemos la palanca para cambiar muchas cosas, más de las que creemos.

Con la electricidad pasa lo mismo. Somos conscientes de que hay un oligopolio que, con el visto bueno de los gobiernos, hace y deshace como le apetece el sistema energético, casi siempre en contra de los deseos de la ciudadanía, y obteniendo además grandes beneficios económicos de todo ello. Claros ejemplos de ello son el déficit de tarifa, el bloqueo a las renovables, o la más reciente prórroga de Garoña.

Hasta no hace demasiado, no había más opción, no había casi ninguna opción alternativa a las grandes eléctricas. Por suerte, la gente cuando no le dan opciones, se organiza para buscar los resquicios del sistema, y montar una alternativa que le convezca. Así es como surgen las cooperativas energéticas. Estas tienen una características muy interesantes:

  • Son cooperativas, con lo que todas las personas apuntadas son dueñas de la empresa, y participan en las asambleas en igualdad de condiciones. Se democratiza la energía, porque podemos tomar decisiones sobre qué tipos de energía producir, y en qué condiciones.
  • Comercializan energía renovable. Cada kilovatio verde que se vierte a la red evita que se vierta un kilovatio no renovable. Así se fomentan las energías renovables, limpias y autónomas.
  • Procuran además generar de manera distribuida, y en los puntos cercanos al consumo, fomentando así la economía local.
  • Y sobre todo, dejamos de generar beneficios para el oligopolio eléctrico, y los empezamos a generar para el conjunto de la ciudadanía.

El proceso de cambio es de lo más sencillo, muy parecido a lo que sucede con los móviles. No tenemos más que contactar con la cooperativa que nos interese, y se encargan de toda la tramitación.

Yo ya me he cambiado a una cooperativa, en concreto a Goiener (que está a punto de empezar a comercializar), y os animo a hacer lo mismo. Si no sabéis qué compañías existen, tenéis algunas aquí. Cada nueva baja que tramitemos de las grandes compañías es un paso adelante hacia ese nuevo modelo energético que queremos.

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Aitor Urresti

3 CommentsLeave a comment

  • Yo me he cambiado a HolaLuz.com y estoy muy satisfecho…
    Venden un «mix», pero ofrecen la posibilidad de comprar 100% energías renovables.
    Estoy convencido de que como consumidores podemos ejercer una presión enorme sobre sectores económicos politizados… Así compensaríamos la falta de una Ley de Remuneración de Cargos Públicos (que deberían estar indexados al salario mínimo) e Incompatibilidades (que debería prohibir a quienes ejerzan o hayan ejercido cargos públicos recibir remuneración directa e indirecta de empresas que contraten con el Estado o que se beneficien de concesiones públicas)…
    ¿Que impacto habría tenido en el escenario político que a la semana de haber fichado a Rodrigo Rato Telefónica hubiese perdido el 10% de sus abonados de telefonía móvil?… Otros candidatos : ENDESA, Repsol, Banco Santander… la lista es larga.

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