Pues eso, siete años después, por fin el tribunal constitucional ha desvelado el misterio, y ha dictaminado lo que hace años que la sociedad sabe: que el matrimonio y la familia no depende de lo que cada cual tenga entre las piernas, sino del amor que exista, y del deseo de compartirlo de manera solidaria.

Uno de los fundamentos sobre los que se basaba el recurso del PP era la propia palabra: Matrimonio. Hemos tenido que aguantar explicaciones surrealistas para justificar lo injustificable. Tal vez haya quien piense que a qué tanta importancia por una palabra, pero las palabras importan. La palabra «matrimonio» va más allá de un contrato civil, y lleva adosada una gran carga de sentido: legitimidad social, derechos adquiridos, significados positivos… por eso mismo es importante exigir que se llame de la misma forma a lo que es igual: la unión entre dos personas que se aman.

Otro de los puntos de discordia ha sido el derecho de adopción. Cuando lo fundamental debería ser establecer las garantías legales para que el hogar de adopción sea seguro, se han usado de nuevo extraños argumentos, que van desde insultar directamente a las parejas homosexuales, hasta usar la extraña teoría de que quien se cría en un hogar homosexual terminará siendo también homosexual… curioso que yo habiendo sido criado en un hogar heterosexual de lo más normal, haya terminado siendo gay!

De todos modos, es el momento de celebración. Hay que alegrarse de una nueva conquista legal, pero no podemos olvidar que todavía tenemos mucho trabajo por hacer. Día a día se siguen produciendo agresiones homófobas, tanto físicas como verbales. Y no sólo en las calles, sino también desde los púlpitos, desde la TDT party, e incluso por parte de cargos electos y políticos. Queda mucho trabajo por hacer para conseguir una normalización real, para que se asuma con naturalidad lo que de por sí es natural. En nuestro programa electoral, EQUO Euskadi ya hacíamos hincapié en la importancia de la normalización del colectivo, y en su visibilización en la vida pública.

Así que adelante y a seguir trabajando día a día por la normalización!

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Aitor Urresti

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  • lo mejor que uno puede darle a un hijo desde mi modesta opinion es mucho amor y seguridad en uno mismo , alegrarte de ver crecer y hacer crecer a las personas que tu educas y esto desdeluego lo pueden hacer por igual parejas homosexuales y eterosexuales, incluso personas individuales, en el caso de las adopciones deberia primar que el niño que el niño por fin ha tenido la suerte de encontrar a alguien que quiera compartir su vida con él , que esta sea una persona de bien y le ofrezca un hogar seguro indepedientemente de su orientacion sexual .
    en cuanto a que se cuestione la palabra matrimonio para las parejas homosexuales, que yo sepa todos somos iguales ante la ley sea cual sea nuestra religion o nuestra orentacion sexual y no digamos lo iguales que somo todos para pagar IMPUESTOS, asi pues me parece una injusticia social enorme la discriminacion de las personas sea por este motivo o por otro como el de ser una persona ILEGAL, por haber nacido sin papeles, ya esta bien de tanta hipocresia TODAS LAS PERSONAS LEGALES Y CON TODOS SUS DERECHOS. TODOS IGUALES

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