En estos días en que los miembros del Ku Klux Klan desfilan por las cales consiguiendo imponerme el ritmo de paseo al compás de sus tambores, uno se da cuenta de repente de que ya ha llegado. La Semana Santa ha venido y nadie sabe cómo ha sido. A mi me pilla camino de un congreso en Stuttgart el martes y miércoles, con lo que aterrizo aquí el jueves plenamente inmerso en estas fiestas. Ya os contaré la experiencia del vuelo de vuelta Stuttgart-Palma de Mallorca (donde hago escala) seguro que repleto de turistas alemanes!!
Llegan días extraños para mí. Evidentemente muy importantes para mis creencias, pero que muchas veces los observo como si estuviera viendo una película. Y es que a esta altura de la película, no os tengo que explicar que vivo la religión de una forma muy poco «oficial», lejos de lo que los jerarcas pretenden de su rebaño. Así que miro con estupor el desfile de Nazarenos en Bilbao, donde por cierto, es un fenómeno bastante ajeno a la vida de las parroquias, pero que en estos momentos cuenta con 900 cofrades! Nadie sabe de dónde salen, pero ahí están.
Pero como cada cual siente como le pide el cuerpo, se que también estas procesiones son muy importantes para algunas gentes que me rodean. Así que vaya desde aquí mis recuerdos para Enis del Mar, para la Hermana Corleone, y para el pobre Carlitos Sublime, que este año se ha quedado sin celebrar el día de la Virgen de la Cabeza Coronada.

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Aitor Urresti

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