El Gobierno Vasco ha publicado un primer borrador de la Estrategia Energética 2015-2025. Aunque en la actualidad está vigente la Estrategia Energética de Euskadi 2020 (3E2020) hasta el años 2020, los cambios que ha experimentado el sector en los últimos años han hecho que el Gobierno Vasco revise esta estrategia, y la actualice para un nuevo periodo de diez años. Cambios como la prolongación de la crisis económica, las reformas del sector energético, el lento desarrollo de algunos objetivos de la estrategia 3E2020, los objetivos de la UE de cara a 2030, o la bajada del precio del petróleo, han generado un nuevo escenario que aconseja establecer una nueva estrategia energética de cara a 2025. He realizado un análisis de esta propuesta, y os comparto las alegaciones que vamos a presentar desde EQUO Euskadi.
La propuesta olvida los compromisos con la Unión Europea, que ha marcado unos objetivos al año 2020 de una reducción de gases de efecto invernadero del 20% con respecto a 1990, un 20% de fuentes renovables en el consumo energético, y aumentar la eficiencia energética para ahorrar un 20% con respecto a las predicciones para 2020. Sin embargo, al analizar la propuesta presentada se encuentran las siguientes incongruencias:
- Respecto a los gases de efecto invernadero, la propuesta presentada en los objetivos generales de reducir en 1.6 MtCO2 es superior a la exigencia de la UE, sin embargo carece de concreción directa en las áreas de actuación, con lo que dicho objetivo se diluye.
- Respecto a las energías renovables, se propone alcanzar tan sólo el 16% de energías renovables en 2025, cuando la Unión Europea obliga a España alcanzar una cuota del 20% para 2020. El objetivo marcado por la Estrategia Energética es por lo tanto claramente insuficiente, y debería ser revisado al alza.
- Respecto a la eficiencia energética, resulta complicado hacer una comparación de los datos aportados, puesto que las previsiones se presentan al año 2030, el objetivo europeo es a 2020, y el de la estrategia a 2025. En definitiva, una confusión de fechas, que parece que busca más provocar el equívoco, que aclarar.
Respecto al largo plazo, mirando a 2050, la estrategia energética propone unos objetivos e indicadores que provienen de la Estrategia Vasca de Cambio Climático 2050, pero que son contradictorios o incorrectos. No es posible reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 80%, con una cuota de energías renovables de sólo el 40%. Esto sólo es posible con una reducción drástica del consumo de energía, o recurriendo a la energía nuclear. Teniendo en cuenta que en la estrategia energética no se menciona a la energía nuclear en ningún momento, se entiende que las fuentes de energía del otro 60% del consumo energético seguirían emitiendo gases de efecto invernadero (gas, petróleo, carbón). Haciendo cálculos, esto sólo es posible si reducimos el consumo de energía en más del 40% en el periodo 2025-2050, algo complicado si tenemos en cuenta que en el periodo previo el objetivo máximo planteado es mantener el consumo de energía constante en los niveles de 2015. Este objetivo a largo plazo requiere por lo tanto de un mayor compromiso con la implantación de energías renovables a 2050, o un esfuerzo más importante de reducción del consumo de energía en el periodo precio 2015-2025, al que corresponde la actual propuesta de estrategia energética.
En el sector industrial, las únicas propuestas relativas a las energías renovables, hacen referencia a las renovables térmicas. Solo menciona la generación de energía eléctrica in situ, en relación a la cogeneración. Teniendo en cuenta que el sector industrial presenta grandes superficies de cubierta inutilizadas, ideales para la implantación de sistemas fotovoltaicos, y además suelen estar situado en parques industriales con edificios de baja altura, que son adecuados también para la instalación de sistemas minieólicos, se deberían incluir también las renovables eléctricas en esta línea de actuación.
En el transporte, es llamativo que no se haga ni una mención al uso compartido del coche, con los sistemas de carsharing y carpooling. La mayoría de los sistemas de este estilo que se están proponiendo (sobre todo en carpooling) son de coches pequeños y eléctricos, y por lo tanto de bajo consumo y emisiones. Además, su fomento puede hacer que se abandone progresivamente la apuesta por la movilidad privada, y traiga una mayor renovación de las flotas de vehículos. En lo que respecta al carsharing, una mayor ocupación de los vehículos traerá automáticamente una reducción del consumo de energía y de las emisiones.
En cuanto al sector primario, los objetivos propuestos en la estrategia energética son claramente escasos. Se propone en exclusiva la ayudas genéricas a la eficiencia, y una clara apuesta por el uso de los recursos agroforestales como fuente de energía. El sector primario, y sobre todo el agroganadero, es un sector en el que el desarrollo de las energías renovables también puede tener una implantación importante más allá del uso de la biomasa residual, tanto en las renovables térmicas (solar térmica, geotermia), como en las eléctricas (fotovoltaica, eólica, minihidráulica). Es necesario por lo tanto impulsar la implantación del resto de tecnologías renovables en este sector.
Pasando a las energías renovables para generar electricidad, parece claro que la apuesta por grandes parque eólicos está agotada. Sin embargo, la propuesta que se hace depende enormemente de la eólica, que se propone triplicar la potencia, y una inversión del 61% del presupuesto destinado a esta partida, mientras que otras tecnologías como la solar sólo se lleva el 6%. Además, el porcentaje de renovables propuesto para la electricidad, de sólo el 11% es claramente insuficiente, muy lejos del potencial real que existe en nuestra comunidad, y como se ha expuesto en la alegación primera, muy lejos también de los objetivos marcados por la Unión Europea.
En definitiva, es una estrategia energética que se desmarca de los objetivos marcados por la Unión Europea, que resulta vaga e incongruente en muchos de los objetivos y propuestas, y que de nuevo, se olvida del gran potencial de desarrollo de las energías renovables en nuestro territorio. Una estrategia energética que mantiene la clara apuesta del Gobierno Vasco por el gas natural como base del sistema energético.