Hemos asistido al bochornoso espectáculo de las últimas horas a manos del duo de artistas de la neolengua de Guindos/Rajoy, convirtiendo un fraude económico (convertir en deuda pública la deuda privada de la banca) en «una línea de crédito» y una gran victoria para el país. Pero no nos engañemos, España ha contraído una deuda odiosa o ilegítima. Si atendemos a la definición que da Jeff King:

Deudas odiosas son aquellas contraídas contra los intereses de la población de un país y con el completo conocimiento del acreedor.

Porque no nos engañemos, las consecuencias del dinero que se ha prestado no las va a pagar la banca. El préstamo es deuda pública, y el interés del 3% nos va a tocar pagarlo a toda la ciudadanía, aumentando el déficit público, y requiriendo por lo tanto de mayores recortes que una vez más irán a sanidad, educación, servicios sociales… y mayores recortes en derechos laborales y sociales.

Pero todo esto no es más que una muestra de que el sistema capitalista, tal y como lo conocemos hoy en día, está agotado. Se basa en el espejismo de que el crecimiento continuo es posible, y arrasa con todo lo que se encuentra por delante con tal de conseguir el máximo beneficio. Está agotando los recursos del planeta, y provocando la pobreza y esclavitud de cada vez más y más personas.

Ante esto, uno de los primeros impulsos que sentimos es tomar las calles para protestar, y exigir la dimisión de un gobierno que se ha dedicado una y otra vez a engañarnos, y a gobernar en contra de la ciudadanía. Pero además de esto, ha llegado el momento de tomar las riendas de nuestros destinos. No podemos confiar más en unos grandes partidos que no sólo no han sabido manejar la crisis, sino que además la han agravado con sus maniobras.

Hay alternativas al sistema capitalista, y es hora de apoyarlas de forma decidida, para  que tomen la fuerza necesaria para hacer de palanca al orden establecido. Los grupos de consumo, los bancos de tiempo, la banca ética, las bolsas de solidaridad, las monedas locales, las alternativas en transición, las cooperativas energéticas, la generación de electricidad distribuida y el autoconsumo, los empleos verdes, el crowdfunding…

Son alternativas que las tenemos al alcance de la mano, y lo mejor de todo, son herramientas de empoderamiento de la personas, en las que ellas mismas toman las decisiones y ponen a la economía a su servicio, y no al revés. Es la hora de actuar de forma proactiva para construir nuestro propio futuro, participando y apoyando todas estas alternativas.

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Aitor Urresti

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