Hoy nos hemos desayunado en el periódico con un par de buenas noticias…
Por un lado, un juez que se ha negado a tramitar el expediente de adopción de una pareja de lesbianas, se defiende, algo a lo que sin duda tiene derecho. Pero es peculiar la manera en la que lo hace: dice que firma expedientes de divorcio, aunque tampoco esté de acuerdo con él. Veamos, qué es lo que diferencia entonces el firmar otro expediente con el que tampoco está de acuerdo? Pues evidentemente, ese argumento que estamos hasta las narices de escuchar: los niños tienen derecho a una figura paterna… y claro, y a montar en pony, no te jode!! En definitiva, este juez tiene todo el descaro en reconocer que está dispuesto a firmar expedientes que considera inmorales, mientras se refieran a heterosexuales (divorcios), pero no si se refieren a homosexuales… esto digo yo que es un claro ejemplo de homofobia, no? Lo peor de todo es que el personaje dice sentirse indefenso… en fin, que pena me da el pobre.
Por otro lado, la iglesia episcopaliana ha decidido no seguir ordenando homosexuales como curas, para evitar un cisma. Y digo yo, de qué sirve la unidad de una iglesia, si se sostiene sobre la homofobia?

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Aitor Urresti

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